Everything you wanted to know about Paraná Delta might be in this blog. By boat and by foot, day and night, enjoy nature
travelling by water and hiking on land. At only one hour away from City center you get into a boat and start fully enjoying nature. A day is enough to know the Paraná Delta's basics and be back into the city totally revitalised. If you may spend there 2 days you'll always remember it and you will become an activist for the cause of keeping the Paraná Delta well and alive
Los porteños, a quienes el delta nos provoca fascinación, a veces incursionamos en él por un breve lapso de tiempo y cuando volvemos al continente es común oir entre los viajeros el comentario “fueron cuatro horas pero tenemos la sensación que hubiera transcurrido más de un día”. Ciertamente el hecho de pasar del continente al humedal es un cambio de estado grande aún para los que acostumbramos hacerlo, desde hace años, todas las semanas.
A los terrestres, nos hace cambiar usos y costumbres, nos impulsa a estar atentos a otras señales, a otros sonidos, al silencio, al contacto siempre-presente del verde y de una multitud de criaturas vivientes. A los que permanecemos en la isla, nos mueve a modificar nuestros hábitos de aprovisionamiento, de calzado, a estar atentos a los vientos por su gran influencia sobre el nivel del agua (principalmente, en la navegabilidad y respecto de posibles crecientes); en pocas palabras, nuestras actividades en la isla están fuertemente condicionadas por los cambios locales en la naturaleza.
Todo ello confluye en que cuando volvemos del delta, lo hacemos sintiéndonos mucho mejor (física, mental y anímicamente) que cuando entramos al humedal. Me parece que ello se relaciona directamente con aquellas funciones ambientales regenerativas de la naturaleza que lleva a cabo el delta permanentemente, a saber: oxigenación del aire, depuración (de la contaminación) de las aguas y de las islas, captura y fijación de carbono, etc. Por otra parte, el delta constituye un espacio donde los habitantes urbanos -sin darnos cuenta cómo- recargamos fuerzas y satisfacemos necesidades vitales, para volver a nuestro hábitat energetizados. Tal vez, las funciones regenerativas de la naturaleza que tienen lugar en el delta alcancen a los humanos. Sea como sea, los habitantes de la ciudad acostumbramos ir al delta a recargar nuestras “baterías de vida”.
RECARGA DE BATERÍAS VITALES
ReplyDeleteLos porteños, a quienes el delta nos provoca fascinación, a veces incursionamos en él por un breve lapso de tiempo y cuando volvemos al continente es común oir entre los viajeros el comentario “fueron cuatro horas pero tenemos la sensación que hubiera transcurrido más de un día”. Ciertamente el hecho de pasar del continente al humedal es un cambio de estado grande aún para los que acostumbramos hacerlo, desde hace años, todas las semanas.
A los terrestres, nos hace cambiar usos y costumbres, nos impulsa a estar atentos a otras señales, a otros sonidos, al silencio, al contacto siempre-presente del verde y de una multitud de criaturas vivientes. A los que permanecemos en la isla, nos mueve a modificar nuestros hábitos de aprovisionamiento, de calzado, a estar atentos a los vientos por su gran influencia sobre el nivel del agua (principalmente, en la navegabilidad y respecto de posibles crecientes); en pocas palabras, nuestras actividades en la isla están fuertemente condicionadas por los cambios locales en la naturaleza.
Todo ello confluye en que cuando volvemos del delta, lo hacemos sintiéndonos mucho mejor (física, mental y anímicamente) que cuando entramos al humedal. Me parece que ello se relaciona directamente con aquellas funciones ambientales regenerativas de la naturaleza que lleva a cabo el delta permanentemente, a saber: oxigenación del aire, depuración (de la contaminación) de las aguas y de las islas, captura y fijación de carbono, etc. Por otra parte, el delta constituye un espacio donde los habitantes urbanos -sin darnos cuenta cómo- recargamos fuerzas y satisfacemos necesidades vitales, para volver a nuestro hábitat energetizados. Tal vez, las funciones regenerativas de la naturaleza que tienen lugar en el delta alcancen a los humanos. Sea como sea, los habitantes de la ciudad acostumbramos ir al delta a recargar nuestras “baterías de vida”.